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Suelo Radiante. Definición y funcionamiento

suelo radiante

El suelo radiante se usa cada vez más, tanto en zonas que son muy frías para acompañar a la calefacción como en zonas cálidas como un sustituto de esta. Al final, el confort térmico es una de nuestras mayores preocupaciones en nuestros hogares. No solo incide en nuestra calidad de vida, sino también en nuestro gasto energético diario. Hoy queremos profundizar en este nuevo tipo de climatización, que tanta fama está ganando poco a poco: qué es, cuáles son sus principales ventajas y, además, cómo funciona. ¡Sigue leyendo! 

Qué es un suelo radiante 

Comencemos por uno de los puntos más importantes: qué es exactamente el suelo radiante. Estamos hablando de un sistema de calefacción totalmente diferente al tradicional, puesto que consiste en la instalación de unas tuberías debajo del suelo. A través de estas circula o bien agua caliente o bien una solución térmica, y así irradia calor directamente desde el suelo a toda la vivienda

Este método se ayuda de las propiedades que tienen los materiales para conducir el calor de la forma más homogénea posible, y busca crear un ambiente confortable en casa sin consumir tanta energía como la calefacción. Lo cierto es que se ha convertido en todo un éxito, y cada vez son más los hogares que apuestan por él. 

Funcionamiento 

Pese a lo complejo que pueda parecer en un primer momento el funcionamiento de este tipo de suelo, ¡nada más lejos de la realidad! Este se basa en la transferencia de calor tanto por radiación como por convección. 

Para hacer que sea más sencillo de comprender, debes tener en cuenta que por esas tuberías circulará agua caliente, a unos 40º C en pleno invierno. De esta manera, las tuberías se irán calentando y transferirán el calor al suelo que, a su vez, irá caldeando poco a poco las estancias. Eso sí, debes saber que tiene una inercia térmica más alta que otros radiadores, con lo cual tarda más en calentarse. 

Este calor irá desde abajo hacia arriba, generando una sensación muy placentera, e incluso recordándonos al calor que nos aporta el propio sol.  

Pero este suelo no tiene por qué servir únicamente como calefacción, sino que puede ir un paso más allá. Y es que hay muchos que tienen también modo refrigeración, perfecto para el verano. En este caso, el agua o el líquido que circula se encuentra a una temperatura de, aproximadamente, unos 16º C.  

Es importante que se tenga cuidado con la condensación cuando hablamos de este tipo de suelo, puesto que podría generar daños; lo normal es que haya siempre una centralita controlando la temperatura, para que sea siempre la correcta. Quizá no sea suficiente cuando las temperaturas rondan los 40º C, pero sí que es una forma de tener que usar mucho menos el aire acondicionado. Y, por lo tanto, implicará un ahorro de energía a largo plazo. 

centralita de la instalación de suelo radiante

Como dato extra, debes saber que en ocasiones se confunde el suelo radiante con la aerotermia y, aunque pueden confluir, no son lo mismo. Porque un sistema de aerotermia puede funcionar con suelo radiante, pero también con otro tipo de radiadores. Al final, cuando hablamos de aerotermia, nos referimos a una bomba de calor que puede tanto calentar como enfriar agua ayudándose de la energía que encontramos en el aire. 

Qué elementos tiene un suelo radiante 

Para conseguir que el suelo radiante funcione, hay que llevar a cabo una instalación que suele ser bastante compleja. Esta suele requerir de los siguientes elementos: 

  1. Un panel aislante, que evitará la humedad en nuestro hogar. Este ayuda a hacer que la transmisión de calor sea mucho más limitada, y evita que tengamos problemas de mantenimiento a largo plazo. 
  2. Las tuberías son un imprescindible, puesto que serán las encargadas de transmitir el calor o el frío. Además, suelen disipar parte del calor que da el generador, para que así la temperatura sea perfecta. Hay diferentes trazados, dependiendo de lo que se busque en la estancia: doble espiral, serpentín simple o serpentín doble. 
  3. Colectores, que son los que suministran la cantidad adecuada de fluido a las tuberías.  

Tipos de suelo radiante 

Hay diferentes tipos de suelo radiante. Por un lado, encontramos el suelo radiante eléctrico. Esta es la alternativa más barata, pero también es mucho menos eficiente a nivel energético. No requiere de una caldera, y esto es lo que supone la diferencia económica principal. 

Por otro lado, encontramos el suelo radiante por sistema de agua, que sí que necesita de una caldera y de una instalación más compleja. Es cierto que el coste inicial es elevado, pero el ahorro que supone a largo plazo es muy alto. ¡Y eso hace que acabe mereciendo la pena! 

Ventajas 

Como podrás imaginar, el suelo radiante trae consigo una inmensa cantidad de ventajas: 

  1. Eficiencia energética: el uso de la energía es mucho más eficiente, porque el calor se distribuye desde abajo y de forma uniforme. 
  2. Confort térmico: permite que las personas se encuentren mucho más cómodas en sus hogares, puesto que es capaz de crear un ambiente de gran calidad. 
  3. Silencioso: ¡mucho más que un aire acondicionado o que la calefacción! Porque el sistema de suelo radiante no tiene corrientes de aire de ningún tipo, ayudando así a que no haga tanto ruido. 
  4. Ahorro de espacio notable: nada de calefactores por casa, ni aparatos de aire. ¡Todo estará bajo el suelo! 
  5. Es compatible con muchas fuentes de energía renovable, como la energía solar e incluso la geotermia. 

Inconvenientes 

Por desgracia, también trae consigo algunos hándicaps que hay que considerar. Y es que su coste inicial es bastante elevado, además de requerir una instalación compleja hecha por profesionales. En cuanto al mantenimiento, también es más complicado que en otro tipo de calefacciones. Y, además, el tiempo de respuesta suele ser mayor, con lo cual tardarás más en notar el cambio de temperatura en la estancia. 

Coste aproximado de la instalación de suelo radiante 

Un punto a tener en cuenta cuando nos planteemos apostar por el suelo radiante es que su coste inicial es bastante más elevado que el de otros sistemas tradicionales. El precio total suele depender de distintos factores, como el tamaño de la vivienda, la localización, la obra necesaria… Además de la mano de obra requerida. Y sí, supone una inversión alta. Pero hemos de tener en cuenta, a su vez, que supone un ahorro significativo a largo plazo. Nos proporcionará una calefacción eficiente, uniforme y que consuma mucha menos energía, ¡y esto es algo que podremos disfrutar de por vida! 

Por último, si estás interesad@ en instalar suelo radiante en casa, no dudes en contactar con MRS Constructores