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Tipos de Techos. Todas las opciones en construcción

tipo de techo metálico

La elección del tipo de techo es una decisión de vital importancia en cualquier proyecto de construcción. Y no solo porque el acabado marca la estética, sino también porque influye en otros parámetros: la resistencia, la seguridad, la eficiencia energética… Además, la elección depende de una gran cantidad de factores, como el clima y la localización geográfica, entre otros. En este artículo nos vamos a adentrar en los diferentes tipos de techos que existen, así como cuáles son sus ventajas y sus desventajas. ¡Sigue leyendo!

Techos a Dos Aguas

Comenzamos con los conocidos techos a dos aguas, que son uno de los diseños más conocidos y tradicionales. Los reconocerás porque son dos superficies inclinadas que, al unirse en una cresta central, forman una A al revés. Su resistencia a las inclemencias meteorológicas son uno de los factores clave de su éxito.

Son una buena alternativa para zonas en las que llueva o nieve mucho, puesto que facilita notablemente el drenaje del agua. No solo eso, sino que, en una casa, ofrecen un espacio adicional para crear un ático. ¡Así permitirá sacar mucho más partido a todo el espacio disponible!

Techos Planos

Por otro lado, hemos de hablar de los conocidos techos planos. Estos realmente no suelen ser totalmente planos, sino que tienen una pequeña inclinación para permitir el drenaje del agua. Son minimalistas, muy elegantes y estéticos, y es este acabado lo que les ha granjeado la fama que tienen ahora mismo. Eso y que, además, son más fáciles y económicos de construir.

Pero tienen una desventaja frente a otros tipos de techos, y es su resistencia. Son mucho más propensos a filtraciones si no se instalan de forma correcta.

Techos a Cuatro Aguas

Los techos a cuatro aguas tienen cuatro lados inclinados hacia abajo, formando normalmente una forma trapezoidal. Esto los convierte en una apuesta segura cuando se busca la máxima seguridad en zonas con muchas corrientes de aire, o con muchas precipitaciones. Y no podemos obviar el hecho de que tienen un diseño que otorga un aspecto elegante y sofisticado a cualquier construcción.

Techos a Dos Vertientes

Pasamos ahora a hablar de los techos a dos vertientes, que son similares a los techos a dos aguas. La diferencia es que, normalmente, son más simples y tienen una apariencia más sencilla. Eso hace que sean más fáciles de construir y, además, que continúen siendo efectivos para el drenaje del agua.

Techos Abuhardillados

Los techos abuhardillados son todo un éxito en las casas de un estilo más clásico o victoriano. Son similares a los techos a dos aguas, pero la pendiente es mucho más pronunciada en la parte inferior. Y, además, cuentan con una menos inclinada en la parte superior. De esta forma, lo que consiguen es que el espacio habitable que antes hemos mencionado sea mayor, y se pueda disfrutar de una estupenda buhardilla. Tienen una desventaja clave con respecto a otro tipo de edificaciones, y es que su construcción es más compleja.

Techos de Tejas

Cuando hablamos de techos de tejas, hablamos de un material de techado que es muy famoso por dos factores: su estética y su durabilidad. Las tejas pueden estar hechas de diferentes materiales, como arcilla, hormigón o pizarra; además, están disponibles en una gran variedad de estilos y colores. Gracias a eso, permiten una gran versatilidad en lo que a diseño se refiere.

Son muy resistentes al fuego, y su durabilidad es muy elevada, especialmente si se mantienen bien con el paso del tiempo. La única desventaja que tienen con respecto a otros materiales es que pesan bastante.

Techos de Metal

¿Has visto techos de metal? De acero, cobre o aluminio, por ejemplo. Son muy populares en su uso industrial, y son muy reconocidos por la gran durabilidad que tienen y por su capacidad de resistir a los elementos. Además, su instalación es muy práctica y sencilla, lo cual facilita bastante la labor. Sí es cierto que tienen algunas desventajas, como el ruido que la lluvia puede generar en ellos, o que la instalación debe seguir ciertos procedimientos si se busca evitar la corrosión. Además, si no se aíslan bien, el calor puede llegar a ser un problema.

Techos de Paja

Si hay un método antiguo en lo que techado se refiere, ese es el de los techos de pajas. Son muy ecológicos, y proporcionan un gran aislante térmico. Pero no resisten bien ni el fuego ni las inclemencias meteorológicas, y requieren un mantenimiento regular.

Techos de Madera

Los techos de madera son muy apreciados por la belleza natural que tienen, así como por lo bien que envejecen. Además, son fáciles de instalar, y ofrecen una buena resistencia al viento. Es cierto que requieren un tratamiento adecuado para resistir la humedad, puesto que el agua podría acabar por provocar daños permanentes. Si no se tratan bien, su vida útil puede acabar por ser más corta que la de otros materiales.

Techos Verdes

En la búsqueda por cuidar del medioambiente, han surgido lo que se conocen como techos verdes o techos ajardinados. Estos se encuentran totalmente cubiertos de vegetación y, por lo tanto, ofrece un gran aislamiento térmico y acústico. Además, son la mejor alternativa a la hora de gestionar el agua de la lluvia, e incluso hacen que mejore la calidad del aire. No obstante, son pesados y su mantenimiento debe ser constante.

Techos de Tejas Asfálticas

Para quienes buscan una alternativa económica y muy versátil, las tejas asfálticas son una gran solución. Están fabricadas a base de fibra de vidrio y celulosa, que se encuentra recubierta con gránulos minerales y con asfalto. La ventaja de su forma de construcción es que están disponibles en diferentes colores y estilos. Además, a esto hay que añadirle que son fáciles de instalar. Aunque su durabilidad no es la mayor.

Techos de Lámina

Pasamos ahora a hablar de los techos de lámina, que están hechos de acero galvanizado o metales similares. Son muy populares en construcciones tanto industriales como residenciales. Son muy ligeros, resistentes y altamente duraderos, además de muy económicos. Pero es cierto que requieren un buen aislamiento para evitar la condensación y, además, pueden ser ruidosos.

Techos de Vidrio

Por si no habías escuchado hablar de ellos, existen techos que están totalmente hechos de vidrio. Se usan, sobre todo, en invernaderos o áreas donde se busca maximizar la luz natural, como soláriums. No son eficientes en cuanto a aislamiento térmico se refiere, pero son estéticos y modernos. Eso sí, requieren un mantenimiento regular para poder asegurar tanto su integridad como su limpieza.

Techos de Cúpula

Los techos de cúpula son característicos de edificios religiosos, o de entidades públicas. A nivel de construcción, son impresionantes, además de ofrecer una gran resistencia estructural. Es cierto que el proceso para construirlos es costoso, pero ofrecen una distinción en la que, en ocasiones, merece la pena invertir.

Techos de Policarbonato

No podemos olvidarnos de hablar de los techos de policarbonato, que es un material muy ligero y con alta transparencia. Eso hace que sea perfecto en construcciones de invernaderos, patios u otras estructuras. Pese a su ligereza, resiste bien tanto los impactos como las condiciones climáticas extremas. Mas hay que tener en cuenta que su capacidad de aislamiento no es alta, y que puede amarillear con el tiempo.

Techos de Fibrocemento

El fibrocemento es un material que se encuentra compuesto por cemento y otras fibras, que pueden ser tanto naturales como sintéticas. Brilla, sobre todo, por su relación calidad – precio, su durabilidad y su alta resistencia al fuego. No obstante, su instalación puede ser compleja, puesto que puede sufrir daños por la humedad si no se realiza bien.

Techos de PVC

El PVC es otro de esos materiales que se usa por tener una ligereza y una durabilidad top, además de por su alta resistencia a la corrosión. Además, son fáciles tanto de instalar como de mantener. Es cierto que no son los más bonitos y que, a nivel estético, pierden con respecto a otro tipo de techos.

Techos de Hormigón

Por último, no podemos dejar de mencionar los techos de hormigón. Son de los más duraderos y resistentes que hay, sobre todo a las condiciones climáticas extremas. Asimismo, cuentan con la ventaja de poder ser moldeado en una gran variedad de estilos y formas, para así adaptarse a cualquier estilo. Y, por si no fuera suficiente, también ofrecen un aislamiento térmico y acústico muy alto.