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Partes de un Edificio. Guía Completa

edificio con todas sus partes

Un edificio es, sin lugar a duda, una de las obras de ingeniería más habituales de nuestro día a día, así como una bastante compleja. Se compone de diversos elementos que, en conjunto, son los que nos ofrecen todas esas funciones básicas que esperamos de un edificio. Desde los cimientos, que son la base inamovible de cualquier construcción, hasta los acabados finales, todos los elementos, sistemas y materiales que entran en juego tienen un rol crucial en el edificio en sí. Hoy vamos a ahondar cuáles son las principales partes de un edificio y, además, cuál es su importancia y cómo contribuyen al funcionamiento de la estructura. 

Cimientos: La base de todo 

Los cimientos son la parte más importante de cualquier edificio, y de prácticamente todas las construcciones. Su función es transferir todo el peso de la estructura al terreno, y deben hacerlo siempre de forma uniforme y segura. De esta manera, consiguen evitar cualquier tipo de hundimiento, inclinación o fallo estructural a lo largo del tiempo. El optar por unos materiales u otros va a depender, sobre todo, del tipo de suelo y del tipo de edificación del que estemos hablando. 

Podemos hablar de dos tipos de cimientos: 

  • Cimientos superficiales: estos se usan cuando hay un terreno firme, y este se considera capaz de soportar la carga del edificio. Están más cerca de la superficie del suelo, y suelen llevar consigo zapatas individuales y losas de cimentación.
  • Cimientos profundos: cuando el terreno no es el mejor para soportar el peso del edificio, se apuesta por este tipo de cimientos. Con esto, lo que se busca es conseguir esa estabilidad que es tan necesaria. Entre este tipo de cimientos destacan los pilotes y los muros de pantalla, que son capaces de alcanzar las zonas más profundas del suelo. 

Jamás se le debe restar importancia a los componentes interiores de un edificio, esos que no se ven, como los cimientos. Porque no solo soportan la carga de este en general, sino que también son la garantía de estabilidad frente a cualquier factor externo como terremotos, movimientos de suelo, cambios en la humedad… Si los cimientos no están bien hechos, todo podría peligrar. 

Estructura: El esqueleto del edificio 

La estructura es el sistema que se encarga de soportar y distribuir las cargas a lo largo de toda la edificación. Es, en realidad, como el esqueleto en los seres humanos: proporciona esa resistencia tan necesaria para que pueda mantener su forma y su estabilidad. Dentro de la estructura, encontramos distintos componentes: 

  1. Muros de carga: son elementos verticales que soportan todo el peso de las plantas tanto inferiores como superiores. Suelen estar fabricados de materiales como ladrillo, piedra u hormigón. Y, a diferencia de los muros que no son estructurales, estos sí que son esenciales para la estabilidad del edificio; los otros únicamente sirven para dividir espacios, y sí que podrían eliminarse en caso de necesidad.
  2. Pilares: son elementos también verticales que, al igual que los muros de carga, ayudan a transmitir la carga hacia los cimientos. Normalmente, están fabricados en acero, madera u hormigón armado, y se distribuyen a lo largo de toda la estructura según las necesidades que pueda haber de carga.
  3. Vigas: a diferencia de los pilares, estos son elementos horizontales. Pero su función es similar: distribuyen toda la carga que reciben de los pisos y de los techos hacia los pilares, o hacia los muros de carga. Los materiales suelen ser los mismos: hormigón armado, acero o madera. Y son fundamentales para evitar fallos estructurales, en caso de que todas las cargas se concentraran en un solo punto.
  4. Forjados: estos son horizontales, y forman todos los suelos y los techos de cada vivienda. Se conforman por una serie de vigas, losas de hormigón o de madera, y lo que hacen es soportar tanto su peso como el de todas las personas que se encuentran en el edificio. Y, cómo no, el de los objetos. Además, ayudan considerablemente a resistir todo tipo de fuerzas horizontales. 

Cerramientos: Protección y aislamiento 

Todo edificio tiene ciertos cerramientos, para protegernos de las inclemencias exteriores, como el aire, la lluvia, el sol o incluso el ruido. Además, son parte crucial de la eficiencia energética del edificio, puesto que hacen que la temperatura del interior se mantenga siempre estable.  

Dentro de estos cerramientos, hemos de hablar de la fachada en primer lugar. Es el cerramiento más importante, y no solo tiene una función protectora, sino también estética. Los materiales de su construcción pueden ser dispares: ladrillo, vidrio, madera, piedra e incluso paneles metálicos. Y, cómo no, pueden llevar consigo sistemas de aislamiento tanto térmicos como acústicos. 

Tras esto, pasamos a hablar de las puertas, tanto interiores como exteriores. Estas permiten la entrada y la salida tanto del edificio como de las diferentes habitaciones que hay dentro de él. Es especialmente importante que las puertas exteriores resistan a las condiciones climáticas y que, además, sean seguras para prevenir posibles intrusiones. 

Las ventanas son otro de los cerramientos cruciales de cualquier edificación, puesto que permiten la entrada tanto de luz natural como de ventilación. Lo ideal es que garanticen siempre un buen aislamiento tanto térmico como acústico, puesto que así serán mucho más eficientes a nivel energético y aportarán un mayor grado de confort.  

Instalaciones: Servicios básicos 

Pasamos ahora a hablar de otro tipo de instalaciones, considerados servicios básicos, que son las que permiten que ese edificio realmente sea habitable: 

  1. La fontanería, que incluye todos los sistemas tanto de distribución como de evacuación de agua potable y residuales.
  2. El sistema eléctrico es crucial, no solo para garantizar iluminación, sino también el funcionamiento de cualquier dispositivo electrónico o eléctrico. Además, debe haber estado diseñado para evitar sobrecargas y cortocircuitos, y cumplir con todas las normativas de seguridad.
  3. Por último, el sistema de climatización, que incluye tanto el de calefacción como el de aire acondicionado y, además, ventilación. Con estos, lo que podemos hacer es controlar la temperatura y la calidad del aire en el interior del edificio, y garantizar siempre el confort de aquellos que viven en él. 

Acabados: La capa final 

Llegamos al apartado final, que es el acabado del edificio. Aunque solemos creer que este solo cumple una función estética, lo cierto es que también puede hacer que la construcción sea mucho más funcional. Puede, por ejemplo, dar una protección extra frente a las inclemencias meteorológicas. 

La pintura es el acabado más común tanto en paredes como en techos de cualquier construcción. Puede, además de decorar, proteger las superficies de la humedad, del polvo y de cualquier agresión externa. Además, hay muchas pinturas diferentes, ¡incluso aislantes e impermeabilizantes! 

Además, también hemos de hablar de los revestimientos, que incluyen una gran gama de materiales diferentes. Azulejos, mármol, madera, yeso… De nuevo, no es solo algo estético, sino que ofrece ese extra de protección. 

Elementos complementarios 

Por último, hemos de hablar de elementos complementarios que hacen que tanto la funcionalidad como la accesibilidad de los edificios mejore. Los más comunes son: 

  1. Escaleras: permiten acceder a los diferentes niveles de la obra. Pueden estar hechas de materiales diversos, y pueden tener diseños desde los más sencillos hasta otros mucho más complejos y decorativos.
  2. Ascensores: son esenciales cuando hablamos de edificios de varias plantas, puesto que garantizan que personas con movilidad reducida puedan moverse libremente.  

💡 Tipos de techos y tipos de ventanas