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Hormigón Armado. Definición y propiedades de este básico de la construcción

operarios trabajando con hormigón armado

El hormigón armado es, sin lugar a duda, uno de los materiales más versátiles y usados en la construcción hoy en día. Porque es un material capaz de combinar la resistencia del hormigón a la compresión con la resistencia que tiene el acero a la tracción. De esta manera, se convierte en la mejor alternativa cuando se busca poder soportar cargas tanto grandes como pesadas. Hoy vamos a adentrarnos en el mundo del hormigón, y vamos a analizar qué es, cómo se elabora y cuáles son sus propiedades, además de sus ventajas y sus desventajas. ¡No te lo pierdas!

Qué es el hormigón armado

Comencemos con lo más básico: cuando hablamos de hormigón armado, estamos hablando de un material de construcción que se encuentra compuesto por hormigón y por unas barras de acero. Estas conforman lo que se conoce como armadura, y hacen que todo se convierta en una estructura sólida.

El hormigón en sí mismo es una mezcla de cemento, agua, arena y grava. Este material se endurece, hasta convertirse en un material muy resistente a la compresión. No obstante, continúa siendo bastante débil ante cualquier tipo de tracción. Y es por eso mismo por lo que se introducen esas barras de acero, para conseguir absorber todas las tensiones y dar lugar a lo que se conoce como hormigón armado.

Es un concepto relativamente asentado en el mundo de la construcción, puesto que fue desarrollado a finales del s. XIX. No obstante, desde ese momento ha ido evolucionando, y su resistencia en general ha mejorado bastante. Esa capacidad que tiene de resistir a fuerzas de compresión lo hace la alternativa perfecta para construir todo tipo de estructuras: edificios, puentes, carreteras… Es más, se ha convertido en un esencial dentro de la infraestructura moderna, permitiendo construir estructuras cada vez más altas, largas y duraderas.

💡 El hormigón armado ha sido ampliamente utilizado por la arquitectura de estilo Bauhaus

Proceso de elaboración

El proceso de elaboración de este material trae consigo diferentes etapas que son clave y que, además, deben realizarse con precisión para poder garantizar tanto su integridad como su durabilidad.

  1. Diseño de la mezcla de hormigón: esta mezcla, conocida también como mortero, se debe diseñar en función de cada proyecto. Porque puede variar en cantidades dependiendo de las necesidades tanto estructurales como ambientales. Para ello, se debe seleccionar el tipo de cemento, agua, arena, grava y otros aditivos que se vayan a usar. Y, además, se deben elegir las cantidades.
  2. Preparación de las armaduras de acero: en función a las especificaciones del diseño, se deben colocar, cortar y doblar las barras de acero. Una vez preparadas, se colocan en encofrados, donde se vierte el hormigón. Es crucial que esta distribución del hormigón. Sea uniforme, y que se eviten tanto burbujas de aire como vacíos.
  3. Curado del hormigón: una vez vertido, se debe dejar curar durante un periodo concreto. Este puede variar, en función de las cantidades y las proporciones, pero va desde los 7 hasta los 28 días. Es en ese momento cuando el hormigón se endurece y alcanza la que posteriormente será su resistencia máxima.
  4. Control de calidad: por último, es imprescindible que se realicen pruebas de calidad para así cumplir con las pruebas de resistencia, durabilidad y calidad. De este modo, nos aseguraremos de que es totalmente seguro construir con ese material.

Propiedades del hormigón armado

Son las propiedades del hormigón armado las que lo convierten en todo un éxito en el mundo de la construcción. En primer lugar, es capaz de resistir la compresión sin problema. Es decir, que es perfecto para soportar todo tipo de cargas pesadas, algo crucial si lo que buscamos es construir cimientos o columnas. Pero, además, es resistente también a la tracción gracias a la incorporación de las barras de acero.

Por si todo esto no fuera suficiente, también hablamos de un material que es altamente duradero, y que es capaz de resistir a todo tipo de condiciones ambientales adversas. Como, por ejemplo, la humedad o los cambios de temperatura, así como la corrosión. Especialmente si, además, se usan recubrimientos protectores, algo bastante común.

Junto a esto, no podemos dejar de reseñar el hecho de que es un material versátil y fácilmente moldeable en casi cualquier forma y tamaño. Y, por último, tiene una conductividad térmica bastante baja; es decir, que ofrece un buen aislamiento térmico.

Ventajas

Gracias a las numerosas ventajas que ofrece, este material ha contribuido a su popularidad en la industria de la construcción. Las más conocidas son las siguientes:

  1. Alta resistencia estructural tanto a la compresión como a la tracción, convirtiéndolo en una gran alternativa en lo que se refiere a estructuras grandes y complejas.
  2. Una vida útil muy prolongada, gracias a su resistencia al fuego, al agua e incluso a los insectos.
  3. Flexibilidad a la hora de innovar en los diseños.
  4. Si bien es cierto que tiene un coste inicial algo elevado, tiene una alta durabilidad y un bajo mantenimiento, algo que hay que considerar como positivo.

Desventajas y limitaciones

Como sucede con prácticamente todos los materiales, también trae consigo algunas limitaciones que hay que considerar:

  1. Tiene un alto impacto ambiental durante el momento de la producción, haciendo que su huella de carbono sea relativamente alta.
  2. Es un material bastante pesado, lo que puede afectar a los costos de transporte y, además, hacer más complejo el trabajar con él.
  3. Es propenso a la corrosión, pese a que el acero se encuentre dentro del hormigón y esté protegido. Pero, en condiciones extremas, especialmente en entornos de agua salada, puede llegar a verse afectado.
  4. El proceso de curado puede llegar a ser largo, algo que afecta a los tiempos de construcción.

Aplicaciones en construcción

Pese a que tenga ciertas desventajas, lo cierto es que se usa en muchas aplicaciones dentro del mundo de la construcción. Porque, al final, son más las ventajas que trae consigo, especialmente las relacionadas con la resistencia y la durabilidad. Es por eso por lo que es fácil encontrarlo en todo tipo de edificios, desde casas residenciales de dos plantas hasta rascacielos casi infinitos. Además, también se usa en puentes, en viaductos, en carreteras, túneles, aeropuertos, presas y estructuras hidráulicas y, cómo no, en instalaciones industriales.