El amianto, conocido también como asbesto, se ha usado ampliamente en la industria de la construcción debido a las propiedades tan únicas que traía consigo. Resistencia al fuego, durabilidad, aislamiento térmico… Por desgracia, lo que no se conocía en ese momento eran los efectos tan nocivos que tenía para la salud, que ha hecho que pase a ser considerado uno de los materiales peligrosos en la normativa de muchos países. De ahí que actualmente esté prohibido en muchas zonas del mundo. Hoy te vamos a contar exactamente qué es el amianto, cuáles son los riesgos reales que supone para la salud y, además, qué es lo que explica la normativa sobre el desamiantado. ¡Sigue leyendo!
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¿Qué es el amianto y dónde se encuentra?
Para entender todo este tema en profundidad, es importante saber con exactitud qué es el amianto. En realidad, es un grupo de minerales de origen natural que se encuentra compuesto por unas fibras microscópicas y flexibles. Estas son altamente resistentes a los químicos, al calor y a la electricidad; fueron estas características las que lo hicieron ideal para una gran cantidad de aplicaciones durante buena parte del siglo XX.
En la construcción, era común usar asbestos en una amplia variedad de productos:
- Materiales de aislamiento térmico y acústico.
- Techos y revestimientos.
- Tuberías.
- Pisos vinílicos.
- Revestimientos ignífugos.
- Compuestos de fricción.
Por desgracia, y si bien es cierto que se prohibió hace mucho tiempo en una buena cantidad de países, el amianto aún está presente en muchos edificios antiguos. Especialmente, en todos aquellos construidos antes de los años 90. En este sentido, llevar a cabo una retirada segura del material es crucial. En muchas ocasiones, se puede hacer demoliendo ciertas zonas del edificio; en otros casos, basta con renovar ciertas superficies concretas. La clave es siempre hacerlo cumpliendo la normativa, puesto que hablamos de materiales peligrosos.
Riesgos del amianto para la salud
Todos hemos escuchado hablar en muchas ocasiones del peligro del amianto, pero no hemos profundizado en el tema. Realmente, lo más preocupante de este material es que libera unas fibras microscópicas en el ambiente, sobre todo cuando los materiales que lo contienen están en mal estado o se manipulan sin precaución. Al inhalar estas fibras, estas se van acumulando en los pulmones y provocan enfermedades como:
- Asbestosis: es una enfermedad pulmonar crónica que se caracteriza por la cicatrización del tejido pulmonar. Esta reduce significativamente la capacidad pulmonar, provocando dificultades respiratorias severas.
- Mesotelioma: un cáncer muy raro, pero extremadamente agresivo. Este afecta a la membrana que recubre los pulmones, el abdomen o incluso el corazón. Su causa se suele deber casi en el 100 % de los casos a la exposición al amianto.
- Cáncer de pulmón: una exposición prolongada al asbesto es un factor de riesgo, aunque es cierto que puede tener otras causas.
- Placas pleurales: estas son un engrosamiento una calcificación del revestimiento de los pulmones, y puede llegar a causar graves problemas respiratorios.
El riesgo de desarrollar alguna de estas enfermedades depende tanto de la intensidad como de la duración de la exposición, además de otros factores. Como, por ejemplo, el tipo de fibra concreto o la susceptibilidad de cada persona. Además, estas enfermedades se suelen dar años después de la exposición, lo que hace que se dificulte la detección temprana. Son los trabajadores de la construcción, técnicos de demolición, mecánicos… Los que son especialmente vulnerables.
Legislación sobre el uso y retirada de amianto
Teniendo en cuenta la gravedad de los riesgos de la exposición al amianto, son muchos los países que han desarrollado regulaciones estrictas para limitar su uso. No solo eso, sino que han ido un paso más allá, y buscan también gestionar su retirada. Por ejemplo, la Unión Europea prohibió a partir del 2005 el uso del amianto en todas sus formas; en Estados Unidos nos encontramos con uso restringido únicamente a ciertas aplicaciones, pero no completamente prohibido. Y en el caso de América Latina, son muchos los países, como Chile, Brasil o Argentina, que han prohibido total o parcialmente su uso.
La legislación actual establece que todos los materiales con amianto que estén presentes en edificaciones deben ser gestionados de forma segura hasta que se pueda proceder a una retirada segura. Es decir, que es obligatorio realizar inspecciones para así identificar si hay materiales con amianto y, tras esto, realizar trabajos de demolición o renovación.
La retirada segura implica que solo hay ciertas empresas que están autorizadas para llevarla a cabo. Además, es imprescindible que los trabajadores usen equipos de protección personal especializados: mascarillas con filtros HEPA, ropa desechable… Y, junto a esto, todos los residuos deben ser confinados y etiquetados como materiales peligrosos. Es más, en muchos países se exige una formación sobre riesgos y manejo del amianto.
Alternativas al amianto en la construcción
Con la prohibición del uso del amianto, han surgido una gran cantidad de materiales que nos ayudan a llevar a cabo una construcción sostenible a la par que son mucho más seguros para nuestra salud. Algunos de estos son:
- Fibrocemento sin amianto.
- Lana mineral.
- Fibra de vidrio.
- Espumas plásticas.
- Placas metálicas de acero galvanizado o aluminio.
- Policarbonato y PVC.
- Producto ecológicos, como cáñamo, celulosa o madera.
- Nanomateriales.
Depende, en buena medida, del uso que se vaya a hacer del material en cuestión. Por ejemplo, para revestimientos y techos se puede apostar por las placas metálicas y el policarbonato. En cuestión de materiales de aislamiento, tanto la lana mineral como la fibra de vidrio, e incluso las espumas plásticas, son una gran alternativa.
Si bien es cierto que el amianto fue un material revolucionario en su momento, ha demostrado suponer un grave riesgo para la salud humana y para el medio ambiente. Ser consciente tanto de sus peligros como de la necesidad de implementar una buena normativa ha sido crucial para proteger no solo a los trabajadores, sino también a los ciudadanos.
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