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Techos o Cubiertas Verdes. Qué son y qué beneficios tienen

techo verde en un cliente de la constructora

En estas últimas décadas, la arquitectura se ha enfrentado a nuevos desafíos tanto estructurales como ambientales. Es gracias a esto que han surgido enfoques totalmente innovadores, diferentes y rompedores. Hoy venimos a hablar de uno de ellos, los llamados techos verdes; este sistema de techado aplica la instalación de vegetación sobre edificios u otras estructuras. Y, además del impacto visual que esto trae consigo, tiene una amplia serie de ventajas tanto económicas como ambientales, e incluso sociales. Sigue leyendo, porque te vamos a contar todo sobre estas cubiertas: qué son, cómo funcionan y, sobre todo, los beneficios que conllevan. 

Qué es un techo verde y cómo funciona 

Un techo verde, conocido también como cubierta vegetal, es una estructura que se basa en el cultivo de plantas sobre cualquier techo convencional. Esto implica el diseño de un sistema que pueda soportar esta capa de vegetación y, normalmente, implica que haya diferentes tipos de capas: 

  1. Una capa de vegetación, siempre con plantas que han sido previamente seleccionadas por su capacidad para sobrevivir a las inclemencias meteorológicas. Las especies varían, dependiendo del clima local y del tipo de techo del que hablemos. 
  2. Un sustrato de cultivo que permita proporcionar a estas plantas tanto los nutrientes como el espacio necesario para crecer. De nuevo, el grosor de este depende del tipo de vegetación. 
  3. Una capa de filtración, que protege la capa de drenaje que va justo debajo de la posible infiltración del sustrato. Y, además, permite el paso del agua. 
  4. Una capa de drenaje, para poder facilitar la evacuación del agua y que el mantenimiento a largo plazo sea mucho más sencillo. Además, protege la estructura del techo de una acumulación excesiva de humedad. 
  5. Una capa protectora, que actúa como una barrera entre la capa de drenaje y la de impermeabilización.  
  6. Y, por último, una capa impermeable. De este modo, garantizamos por completo la integridad del edificio. 

Su funcionamiento es bastante sencillo. Estos techos son capaces de manejar de una forma efectiva el agua de la lluvia; además, reducen notablemente la temperatura del interior del edificio. Es un excelente aislante térmico, disminuyendo así la necesidad de recurrir tanto a calefacción como a refrigeración. Asimismo, se encarga de filtrar en buena medida el volumen del agua que posteriormente llega al suelo y, por lo tanto, a los sistemas de drenaje.  

Historia de los techos verdes 

Pese a que podamos tender a pensar que son una invención reciente, nada más lejos de la realidad. Es más, allá por el siglo VI antes de Cristo se diseñó el Jardín Colgante de Babilonia, considerado una de las 7 Maravillas del Mundo Antiguo. Y en este jardín ya podemos ver técnicas que consisten en cultivar todo tipo de vegetación en zonas elevadas. 

En las zonas del norte de Europa, estos techos verdes llevan siglos usándose, puesto que proporcionaban una gran protección frente a las bajas temperaturas de los inviernos. En Noruega se conocen como “torvtak”, y permitían que los hogares fueran mucho más cálidos. 

Aunque fue a mediados del siglo pasado cuando comenzamos a ver cómo estos conceptos se transformaban en las cubiertas verdes que hoy conocemos. Alemania fue líder de este movimiento, aunque no ha tardado en extenderse al resto del mundo.  

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Tipos 

Existen diferentes tipos de techos verdes, dependiendo tanto de su estructura como de su mantenimiento: 

  • Los techos verdes extensivos son los más comunes, y son los que requieren un menor mantenimiento. Normalmente, cuentan con una capa de sustrato delgada, de como mucho 15 centímetros de espesor. Además, tienen plantas que son muy resistentes, pensadas para soportar todo tipo de climas. Son techos bastante ligeros, ideados para estructuras que no están preparadas para cargas pesadas. 
  • Los techos intensivos son algo más complejos y, además, más pesados. Su sustrato suele tener una capa más gruesa, de más de 20 centímetros. Además, tienden a soportar una diversidad de plantas mucho mayor, e incluso pueden tener árboles pequeños. Eso implica que requieran un mayor mantenimiento. Aunque también pueden ofrecer beneficios adicionales, como áreas recreativas. 
  • Por último, encontramos un término medio, los conocidos como semi-intensivos. Permite la creación de techos con una variedad de plantas más amplia, pero también con menos mantenimiento que los intensivos. 

Ventajas de este tipo de techos 

Lo mejor de este tipo de techos son la incontable cantidad de beneficios que traen consigo. Los más importantes son los ambientales, aunque también conllevan beneficios tanto económicos como sociales. 

  1. Reducen las temperaturas: lo normal es que las ciudades tengan temperaturas más altas que las zonas rurales. Con estos techos verdes, se consigue mitigar este efecto, puesto que proporciona una superficie vegetal que enfría considerablemente el aire circundante. 
  2. Retienen hasta el 80 % de la lluvia que cae sobre ellos, con lo cual se reduce el volumen del agua que circula por el drenaje urbano. De este modo, se reduce el riesgo de inundaciones. 
  3. Mejora la calidad del aire, capturando todos los contaminantes de este. Y, cómo no, es una ayuda para mitigar el cambio climático, gracias a que las plantas absorben el dióxido de carbono. 
  4. Proporciona un hábitat para aves e insectos, aumentando así la biodiversidad de nuestras ciudades. 
  5. Nos permiten ahorrar en energía, puesto que tienen una alta capacidad aislante. Esto es efectivo tanto en invierno como en verano, permitiéndonos prescindir tanto de la calefacción como del aire acondicionado. 
  6. Mejora el bienestar de los seres humanos, tanto a nivel físico como psicológico. Pueden llegar a convertirse en un espacio para el esparcimiento y la recreación.  
  7. Además, mejoran tanto la estética de las ciudades como el valor de mercado de los edificios

Instalación y mantenimiento

La instalación de techos o cubiertas verdes en construcción implica varios pasos clave que aseguran su éxito y durabilidad. Inicialmente, es crucial evaluar la estructura del edificio para garantizar que pueda soportar el peso adicional del sistema de cubierta verde, que incluye capas de impermeabilización, drenaje, sustrato de crecimiento y vegetación. La selección de plantas es otro factor importante, optando por especies que sean adecuadas para el clima local y las condiciones específicas del techo, como la exposición al sol y el viento. Una vez que se han preparado las capas de impermeabilización y drenaje, se añade el sustrato y se plantan las especies seleccionadas, asegurándose de que el sistema esté bien irrigado durante el establecimiento inicial de las plantas.

El mantenimiento de techos o cubiertas verdes es esencial para preservar su funcionalidad y estética a largo plazo. Este mantenimiento incluye riegos regulares, especialmente durante períodos secos, y la aplicación de fertilizantes según sea necesario para asegurar que las plantas reciban los nutrientes adecuados. Además, se debe realizar un control de malezas para evitar que especies invasoras comprometan la salud de las plantas seleccionadas. La inspección periódica de los sistemas de drenaje y de impermeabilización es crucial para prevenir problemas de filtraciones y asegurar que el agua se evacue adecuadamente. Con un mantenimiento adecuado, los techos verdes pueden ofrecer beneficios significativos, como la mejora del aislamiento térmico, la reducción de la escorrentía de aguas pluviales y la creación de espacios verdes adicionales en entornos urbanos.

Ejemplos de techo verde 

No es complicado encontrar ejemplos de estas cubiertas ahora mismo; si bien es cierto que hay zonas en las que están menos normalizados, poco a poco se van extendiendo cada vez más. Uno de los ejemplos más llamativos es el del Edificio Acros Fukuoka, de Japón. Porque tiene un jardín increíble que cubre toda su fachada, con más de 50.000 plantas distintas y hasta 120 especies de árboles.  

En Estados Unidos hay distintas edificaciones, aunque uno de los primeros fue el Ayuntamiento de Chicago. Se inauguró hace ya casi tres décadas, y su techo verde tiene una extensión de alrededor de 3.700 metros cuadrados. Cerca, en Canadá, encontramos la Biblioteca Municipal de Toronto, que también dispone de un techo verde. Este se inauguró en 2012, y combina una arquitectura moderna con una cubierta de este estilo. 

Todos estos techos han demostrado ser una solución innovadora y muy útil, tanto para reducir la temperatura como para ayudar a la gestión del agua. Su potencial para transformar nuestras ciudades en lugares mucho más verdes y sostenibles hará que, sin lugar a duda, estos continúen evolucionando y cada vez veamos más.