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Qué es un Aparejador. Definición y Funciones

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¿Has oído alguna vez el término aparejador? Dentro de la rama de la arquitectura y la edificación, es una figura totalmente imprescindible. Pese a ser una profesión que pasa algo más desapercibida, se encarga de una parte fundamental de todos los proyectos que se realizan en la arquitectura. Sigue leyendo, porque te vamos a contar todo lo que necesitas saber sobre los aparejadores. ¡E incluso qué debes estudiar si quieres ser uno de ellos!

¿Qué es un aparejador?

Comencemos por el principio: un aparejador es una persona profesional que trabaja dentro de la construcción. Sus competencias se basan en la gestión técnica y administrativa de las obras, así que su figura es totalmente clave en la ejecución de cualquier proyecto. No siempre se le denomina aparejador, sino que también se le conoce como técnico de la edificación, técnico de obras o incluso técnico de construcción. Pero, al fin y al cabo, sus funciones son siempre las mismas.

Su trabajo es totalmente indispensable en cualquier obra, puesto que se encarga de planificarlo todo, coordinarlo y, además, supervisar que se haga como realmente debe hacerse. Y no solo en el apartado técnico, sino también cumpliendo los requisitos legales. Junto a esto, es el encargado de verificar que los materiales de la construcción son de la calidad pertinente.

Historia y origen del término

La figura del aparejador tiene sus raíces en la historia de la construcción y la arquitectura. El término «aparejador» proviene de la palabra «aparejar», que significa preparar o equipar. Históricamente, el aparejador era el profesional encargado de «aparejar» o preparar la piedra y otros materiales para su uso en la construcción.

En las etapas iniciales, el aparejador trabajaba estrechamente con los maestros de obras y arquitectos, asumiendo un papel esencial en la supervisión y control de materiales, así como en la gestión del trabajo en la obra. Con el paso del tiempo, la profesión evolucionó y se formalizó, incorporando una base educativa técnica y una regulación más rigurosa.

En el siglo XX, la figura del aparejador se consolidó, especialmente en España, donde la profesión adquirió un carácter técnico y académico definido. La formación universitaria y la regulación profesional otorgaron al aparejador un status reconocido en el ámbito de la construcción, convirtiéndolo en una pieza clave en la ejecución y gestión de proyectos de edificación.

Funciones

Pese a que ya las hemos visto un poco por encima, vamos a hablar ahora de las atribuciones de un aparejador en una obra:

  1. En primer lugar, se encarga de la planificación. Esto requiere que analice y deje por escrito el presupuesto, los plazos con los que se trabaja y, además, planifique el trabajo para que todo esto se cumpla. Es más, si hay empresas subcontratadas, debe ser el que trate con ellas.
  2. Tras esto, debe supervisar en todo momento la obra. Su labor es garantizar que se cumpla tanto la normativa legal como la técnica, y asegurarse de que los materiales que se usan son los adecuados. No solo por ser los más útiles en cada contexto, sino también por ser de una calidad adecuada.
  3. Como hemos señalado, se debe encargar de coordinar los diferentes equipos, tanto internos como externos. Ingenieros, arquitectos, albañiles… Todos deben trabajar en armonía para que los resultados sean buenos, y la labor del aparejador es vital en este sentido.
  4. Por si todo esto no fuera suficiente, también debe tener en cuenta que tiene que realizar controles de los costes. Al haber establecido un presupuesto, debe garantizar que este se cumpla y que no haya un exceso de gasto por parte del resto de trabajadores.
  5. Por último, es su labor controlar tanto la calidad de la obra resultante como de la seguridad de todos los trabajadores.

Junto a esto, hay otras funciones que también puede realizar: gestionar planes de seguridad, resolver problemas que surjan en la obra, realizar certificados para la expedición de licencias, hacer tasaciones… Como habrás podido ver, ¡es un trabajo muy completo y complejo! Y requiere de unos estudios concretos, que vamos a ver a continuación.

Requisitos para convertirse en un aparejador

Para llegar a ser aparejador, es necesario llevar a cabo unos estudios concretos. En España, es necesario llevar a cabo un Grado Universitario que se conoce como Arquitectura Técnica o Ingeniería de la Edificación. Tras esto, es interesante contar con estudios superiores para especializarse en un área concreta, y así continuar ampliando horizontes.

Estos estudios requieren un esfuerzo y un trabajo constante, así como entender bien materias como matemáticas o dibujo técnico. Además, es imprescindible tener conocimientos de economía. No solo a eso, sino que, posteriormente, cuando se realice el trabajo, será importante saber coordinar, gestionar y liderar equipos. ¡Y solventar los problemas que vayan surgiendo!

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Diferencia entre aparejador y arquitecto

En muchas ocasiones, hay quien confunde las labores del arquitecto con las del aparejador. Y, además de las diferencias en cuanto a estudios, el trabajo no es exactamente el mismo tampoco.

Lo primero que debes saber es que los arquitectos se dedican al diseño y la planificación de cualquier tipo de estructura. Por otro lado, el aparejador se enfoca más en la gestión tanto técnica como administrativa de las obras. Es decir, que sus conocimientos no son los mismos. A esto hay que añadir que tampoco las responsabilidades son las mismas, puesto que es el arquitecto el que habla directamente con el cliente.

Si bien es cierto que estas profesiones comparten la misma rama de conocimiento, las diferencias entre ambas están marcadas por la Ley 38/1999 de Ordenación de la Edificación. Es en esta donde se estipulan cuáles son las atribuciones de cada uno de ellos, y se pueden ver claras estas diferencias. Pero, por hacerlo aún más sencillo: el arquitecto crea el edificio, lo inventa; el aparejador es el que, posteriormente, se encarga de convertirlo en una realidad.

Diferencia entre aparejador e ingeniero civil

Los ingenieros civiles se ocupan de la planificación y diseño estructural de los proyectos, así como de aspectos relacionados con la ingeniería, como cálculos de resistencia y estabilidad. Por otro lado, el aparejador actúa más en el sitio de construcción, garantizando la correcta aplicación de esos planes y diseños, y supervisando el día a día de la obra.

En resumen, mientras que el arquitecto y el ingeniero civil se centran en la planificación y diseño, el aparejador juega un papel crucial en la materialización y ejecución efectiva de esos planes, asegurando la calidad y la conformidad con las normativas en el proceso constructivo.

Ejemplo del trabajo de un aparejador

Un ejemplo de trabajo de un aparejador podría ser la supervisión y control de una obra de construcción desde el inicio hasta la finalización. Aquí tienes un resumen de las actividades que podría llevar a cabo un aparejador en ese contexto:

  • Planificación y coordinación: El aparejador colabora en la planificación de la obra, analizando los plazos, recursos y requisitos técnicos. Coordina con otros profesionales, como arquitectos e ingenieros, para asegurar que todos los aspectos del proyecto estén debidamente integrados.
  • Control de calidad: Realiza inspecciones y verifica que los materiales y la ejecución de la obra cumplan con los estándares de calidad establecidos. Realiza pruebas y ensayos para garantizar el cumplimiento de los requisitos técnicos y normativas vigentes.
  • Gestión documental: El aparejador es responsable de la gestión y control de la documentación técnica de la obra, incluyendo planos, especificaciones, licencias y permisos. Asegura que toda la documentación esté actualizada y accesible para el equipo de trabajo.
  • Control de costes: El aparejador supervisa el presupuesto asignado a la obra, controla los gastos y realiza seguimiento de los costes en relación con el avance del proyecto. Realiza mediciones y valoraciones para evaluar los trabajos realizados y su correspondiente valor económico.
  • Coordinación de subcontratistas: Coordina y supervisa el trabajo de los subcontratistas, como albañiles, electricistas o fontaneros. Se asegura de que cada gremio realice sus tareas de acuerdo con los estándares de calidad y los plazos establecidos.
  • Seguridad y prevención de riesgos laborales: El aparejador es responsable de garantizar un entorno de trabajo seguro. Identifica posibles riesgos, implementa medidas de prevención y supervisa el cumplimiento de las normativas de seguridad en la obra.
  • Gestión de cambios y modificaciones: Durante el desarrollo de la obra, pueden surgir modificaciones o cambios en el diseño original. El aparejador evalúa los impactos de estos cambios, coordina su implementación y realiza los ajustes necesarios en la documentación técnica y presupuesto.
  • Recepción y entrega de la obra: Al finalizar la construcción, el aparejador realiza una inspección final y verifica que todo esté conforme a los planos y especificaciones. Prepara la documentación necesaria para la recepción de la obra y supervisa la firma de los actos de entrega.

Este es solo un ejemplo de las responsabilidades y tareas que puede desempeñar un aparejador en el ámbito de la construcción. Su papel es fundamental para asegurar la correcta ejecución de la obra y el cumplimiento de los estándares de calidad y seguridad.

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Bibliografía

Díaz de Santos, J. (2003). El Aparejador en la Edificación. Díaz de Santos.

Romero Bejarano, M., & Barba Berdugo, A. (2010). El Aparejador: Concepto, Formación y Funciones. Editorial Universitaria Ramón Areces.

Hidalgo Montesinos, R. (2005). La Gestión del Aparejador en la Obra de Edificación. Editorial Universitaria Ramón Areces.

Mota Solano, C. (2008). Manual del Aparejador y del Jefe de Obra. Ediciones Paraninfo.

García García, J. (2014). Funciones y Responsabilidades del Aparejador en la Obra de Edificación. Ediciones Paraninfo.