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Microcemento. Definición, Usos y Ventajas

suelo de microcemento

El microcemento ha ido ganando popularidad en estos últimos años en el mundo de la construcción y, además, en el diseño de interiores. Eso se debe, sobre todo, a su versatilidad, su resistencia y su estética, tan moderna como elegante. Es un material que, además, se puede aplicar a superficies muy diversas: suelos, revestimientos… Y no solo en el hogar, sino también en locales comerciales. Ha demostrado ser una alternativa perfecta para quienes buscan un acabado minimalista y, además, no tener que preocuparse en exceso por el mantenimiento. Hoy te vamos a contar con todo tipo de detalle en qué consiste este material, los tipos que hay y todas las ventajas que trae consigo. ¡No te lo pierdas! 

Qué es el microcemento 

El microcemento es un revestimiento que suele usarse a modo decorativo, y que está compuesto por distintos materiales: cemento, resinas, aditivos y pigmentos varios. Como material, es interesante señalar que tiene un bajo espesor, de entre 2 y 3 mm. Se puede aplicar a prácticamente cualquier tipo de superficie y, además, puede usarse directamente sobre otros materiales que ya estuvieran antes sin necesidad de retirar el revestimiento. Por ejemplo, sobre azulejos, hormigón, baldosas, yeso, cemento… Y permite, de este modo, dar un cambio estético total a un espacio. 

El microcemento tiene una base de cemento, como su propio nombre indica, pero tiene mejor adherencia y mayor flexibilidad. Esto se debe a que se le incorporan tanto aditivos como ciertas resinas, mejorándolo y consiguiendo que sea más resistente tanto a fisuras como a grietas. Además, cuenta con un acabado liso y totalmente continuo, ofreciendo así una superficie uniforme sin ningún tipo de juntas. Esto es positivo tanto para su estética como para su limpieza y mantenimiento posterior. 

Tipos de microcemento 

Existen diferentes tipos de microcemento, y el elegir entre uno u otro depende en buena medida del uso que queramos hacer del mismo. 

  • Microcemento base, o grueso: se suele usar como primera capa para nivelar y, de este modo, ir preparando la superficie. Suele tener una textura más áspera que los otros tipos, pero es perfecto para garantizar la adherencia perfecta. Normalmente, este no queda expuesto.
  • Microcemento de acabado fino: este es el que realmente nos proporciona esa estética final que buscamos, con una textura mucho más suave, delicada y estética. El resultado es totalmente liso, homogéneo, y se puede pigmentar para conseguir diferentes tipos de colores.
  • Microcemento con resinas acrílicas: este es el más recomendado para aplicaciones que requieren un alto rendimiento, puesto que es resistente al desgaste, a los golpes y a la abrasión. Se conoce también como bicomponente.
  • Microcemento con polímeros o monocomponente: en este caso, hablamos de un microcemento que no cuenta con esas resinas. Se pierde cierta resistencia pero, a cambio, tenemos una mayor facilidad de aplicación.
  • Microcemento epoxi: es perfecto para superficies que requieren una gran resistencia tanto química como mecánica, como naves industriales o laboratorios. Además, cuenta con una gran impermeabilidad, con lo cual también es una buena alternativa para baños, cocinas u otras áreas húmedas. 

Ventajas  

Son muchas las ventajas que tiene el microcemento en la construcción, y es precisamente por eso por lo que se ha popularizado tanto en estos últimos años. Las principales son las siguientes: 

  1. Versatilidad: como hemos señalado, se puede aplicar en una gran cantidad de superficies, desde suelos hasta paredes, e incluso muebles. Eso nos permite tener una continuidad estética en toda la construcción, así como un diseño muy llamativo y elegante.
  2. Acabado sin juntas: no solo es algo positivo a nivel de estética, sino también porque aporta amplitud, limpieza visual y permite facilitar mucho el mantenimiento. Es más fácil eliminar toda la suciedad, y no hay juntas donde se pueda acumular la humedad.
  3. Variedad tanto de colores como de texturas: el hecho de poder personalizarlo es uno de los grandes puntos fuertes de este material. Porque te permitirá conseguir siempre el diseño que deseas para cada proyecto.
  4. Durabilidad: es un material altamente resistente al desgaste, a los impactos y, además, a los cambios de temperatura. E incluso soporta muy bien la humedad, algo que siempre es un plus.
  5. Fácil de aplicar: frente a otros revestimientos, que requieren que se remueva el material ya preexistente, en este caso podemos aplicarlo por encima del anterior. Y eso hace que se reduzca tanto el tiempo de obra como los costes asociados.
  6. Fácil mantenimiento: solo requiere limpieza regular con productos no abrasivos, permitiéndonos así casi olvidarnos del mantenimiento. 

Usos y aplicaciones en construcción  

Al ser un material tan adaptable y versátil, es fácil hallarle una gran cantidad de aplicaciones tanto dentro del mundo de la construcción como en otros, como el diseño de interiores. Algunos de los usos más comunes son los siguientes: 

  1. Suelos: tanto en interiores como en exteriores, siempre es un acierto. Porque tiene una alta resistencia que lo convierte en ideal para áreas donde hay mucho tránsito, como pueden ser salones, pasillos, terrazas… Además, es impermeable, y eso hace que sea perfecto para cuartos de baños e incluso cocinas.
  2. Paredes: también se puede aplicar en paredes de cualquier espacio, proporcionando un acabado a la par uniforme y moderno. No hemos de olvidar el hecho de que se puede elegir el color e incluso la textura, con lo cual es ideal para dar acentos a zonas específicas. O para crear un ambiente totalmente único.
  3. Escaleras: al tener una gran resistencia, y al ser capaz de adaptarse a superficies irregulares, el microcemento es una opción excelente para todo tipo de escaleras. Además, evita accidentes, gracias a contar con un acabado continuo. 

Mantenimiento del microcemento 

El mantenimiento de este tipo de material es extremadamente sencillo, aunque es cierto que se puede conseguir una durabilidad mucho mayor si se cuidan ciertos detalles. Por ejemplo, es importante realizar una limpieza regular, a ser posible con productos que sean neutros y poco abrasivos, para así evitar que se dañe. No se recomiendan productos como la lejía o el amoniaco, puesto que pueden hacer que el revestimiento se deteriore. 

Además, se recomienda que se aplique siempre un barniz o un sellador protector. Con esto, lo que se consigue es mayor resistencia tanto a las manchas como a la humedad. También se evitarán posibles arañazos. Aunque, en este sentido, siempre se recomienda ser cuidados y evitar arrastrar objetos pesados. Por último, es recomendable reparar cualquier fisura o daño que surja, puesto que evitará que se extienda. Por suerte, no es necesario reparar la superficie al completo, sino únicamente esa parte.