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Qué es una casa pasiva
Una casa pasiva es un tipo de edificio diseñado para reducir al mínimo el consumo de energía y proporcionar un ambiente interior cómodo y saludable. Y todo esto sin depender en gran medida de sistemas de calefacción y refrigeración, sino buscando una climatización algo más natural. Esto se logra mediante el uso de materiales y técnicas de construcción especiales, que permiten que la casa retenga el calor en invierno y se mantenga fresca en verano, así como la maximización de la luz solar natural y la ventilación adecuada. Es decir, buscando la mayor hermeticidad posible del hogar y, a la par, que la ventilación sea óptima cuando sea necesario.
En conclusión, podemos definir una casa pasiva como un edificio altamente eficiente en términos de energía que proporciona una calidad de vida superior y un impacto reducido en el medio ambiente. Así que podemos comprender hasta qué punto este concepto es importante hoy en día.
El estándar Passivhaus
Para garantizar que realmente una casa es pasiva, esta debe cumplir lo que se conoce como el estándar Passivhaus, que se encuentra reflejado en el Código Técnico de Edificación. Esto implica que la casa debe requerir, para mantenerse a una temperatura adecuada, menos de 15 kWh por metro cuadrado al año. Para calcular esto, se hace uso de una herramienta que se denomina PHPP. Esta también exige que la energía que use esa casa sea, al año, inferior a los 100 kWh por metro cuadrado, teniendo en cuenta todos los dispositivos conectados.
Si se cumplen todos estos requisitos, lo que se consigue es ahorrar hasta en un 90 % la demanda de energía. ¡Merece la pena!
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Funcionamiento del sistema pasivo
Como habrás podido entender al leer la definición, una casa pasiva es mucho más que un edificio de bajo consumo. Y en su funcionamiento se puede ver bastante claro que las exigencias van más allá de eso.
En primer lugar, debes saber que una casa pasiva es vital que reciba el sol directo en invierno pero no durante el verano. Es decir, que la localización es importante. Además, debe tener tanto entradas como salidas de aire para que entre constantemente aire limpio y salga el que ya se considere viciado. Pese a que pueda parecer suficiente con ventanas, lo cierto es que esto no es así. Es necesario que haya un sistema de ventilación que se encargue de realizar este cambio de aire. Y si bien es cierto que esto requiere una inversión algo mayor al principio, ¡acabará por merecer la pena!
Teniendo en cuenta que es necesario que la edificación pasiva reciba aire de forma constante, se decidió usar este mismo aire tanto para la calefacción como para la refrigeración. Pero para que esto funcione es totalmente necesario que la casa sea hermética en absoluto y no tenga ningún tipo de pérdidas. En este sentido, es importante evitar puentes térmicos, que son puntos a través de los cuales la estructura puede perder calor. Durante la construcción, se debe realizar termografías para subsanar estos posibles puentes térmicos.
¿Qué se consigue con esto? Pues es muy sencillo: disminuye la demanda de climatización, de calefacción y de electricidad en general, así como se gana en hermeticidad.
Cómo se calienta una casa pasiva
Seguramente te estés preguntando cómo se consigue exactamente que se caliente una casa pasiva. Como hemos señalado, durante la construcción se deben evitar los puentes térmicos. Además, tanto las puertas como las ventanas tienen que estar bien instaladas y ser aislantes para conseguir esa hermeticidad.
Una vez conseguido todo esto, se hace uso de lo que se conoce como una tecnología de calefacción pasiva. Se aprovecha ese sistema de ventilación que se ha instalado para conseguir que el aire frío del exterior pase dentro con una temperatura apta para la habitabilidad, y que permita a los usuarios sentir su hogar como una zona de confort. Además de usar el sol como ayuda, también se usa el propio aire que se exporta para calentar ese que entra.
Es una tecnología totalmente innovadora, y que permitirá que tu casa sea mucho más acogedora sin un sobrecoste energético. Teniendo en cuenta la crisis energética en la que nos hallamos inmersos, ¡es una solución excepcional!
Cuánto consume una casa pasiva
Es normal que la siguiente pregunta que te hagas sea cuánto consume en realidad una casa pasiva. Como hemos señalado, su demanda tanto en calefacción como en refrigeración debe ser, necesariamente, menor a 15 kWh por metro cuadrado al año. Y su demanda en general, teniendo en cuenta incluso los electrodomésticos, debe ser inferior a 120 kWh por metro cuadrado al año.
Para hacer los cálculos totales, bastará con ver las medidas de la edificación concreta. Pero por hacerlo un poco más visual, podríamos determinar que el coste energético de una vivienda unifamiliar en España ronda los 5.000 kWh. Si lo comparamos con una casa pasiva, esta tiene un consumo de alrededor de 3.000 kWh. ¡Es casi la mitad!
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Cómo convertir una casa en pasiva
Convertir una casa en pasiva no es algo que cualquiera pueda hacer, puesto que requiere tener en cuenta algunos parámetros que no vas a poder cambiar. Por ejemplo, la orientación de la casa y su ubicación precisa. No obstante, se puede conseguir si se sabe cómo.
Lo primero es instalar un buen aislante térmico, para así conseguir que no haya filtraciones. De esta manera, no se perderá calor ni se filtrará el aire de dentro. En este sentido, será imprescindible invertir en puertas y ventanas para que estas consigan aislar por completo la vivienda.
Además, es importante instalar un buen sistema de ventilación. Para ello, también tendrás que añadir un recuperador de calor, para así aprovechar todo ese calor que los seres humanos generamos de forma natural. Si buscas los mejores resultados, es fundamental que contactes con expertos para que realicen los cambios pertinentes, ajustados siempre a las características de tu hogar.
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