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Mamperlán. Definición y tipos

mamperlán en una escalera

Para aquellos que se dediquen al mundo de la construcción, sin duda el mamperlán les sonará bastante. Porque es un componente esencial de una gran cantidad de proyectos, sobre todos aquellos que tienen alguna escalera consigo. Esto se debe a que la principal función del mamperlán es proteger todos los bordes de las superficies, de ahí que se encuentren en los peldaños. Pero, además, puede ser útil en otras tantas funciones. Y precisamente de eso venimos a hablarte hoy: del mamperlán, para qué sirve y cuáles son los tipos más comunes. Sigue leyendo, y no te pierdas nada.

Qué es el mamperlán

El mamperlán es, como hemos señalado, un componente esencial de cualquier escalera; de ahí que sea conocido también como nariz de escalera, o como borde de escalón. Básicamente, es una pieza final que se coloca en el borde delantero de cada uno de los peldaños. De esta manera, lo que se consigue es proteger este borde de cualquier daño que pudiera sufrir, alargando así su vida útil. Pero, además, también proporciona una superficie antideslizante a la hora de subir por las escaleras, mejorando nuestra seguridad. Por si esto no fuera suficiente, también cumplen una función estética.

Los mamperlanes pueden estar diseñados de formas muy variadas, y con materiales diferentes: madera, metal, goma, plástico… Todo depende del uso que se le vaya a dar a esa escalera, de la ubicación de esta y, por supuesto, del diseño que se esté buscando. Es muy extraño encontrar escaleras sin mamperlán, aunque también las hay.

Funciones

Entonces, ¿para qué sirve exactamente el mamperlán?, puede que te preguntes. Sus funciones básicas son las siguientes:

  1. Protección: protege los bordes de los escalones de todo el desgaste y daño que pueden sufrir a diario, debido a la subida y bajada de personas. Esto es especialmente interesante cuando hablamos de espacios públicos, en los que el tránsito es muy elevado. Sin una protección de este estilo, los bordes de los escalones se pueden desgastar o romperse; esto no solo afecta a nivel estético, sino que también puede provocar caídas.
  2. Seguridad: además de proteger la escalera y evitar que se desgaste, también nos protege de resbalones y caídas. Si hay mucha humedad, o si hay mucho tráfico de gente, es casi una necesidad.
  3. Delimitación de espacios: también en relación con la seguridad, el mamperlán permite definir el borde de cada escalón. Si hay poca luz, o para personas que tengan problemas de visión, puede marcar totalmente la diferencia y prevenir caídas.
  4. Estética: no solo protege, sino que también puede cambiar por completo la apariencia estética de una escalera. Dependiendo del material que se escoja, así como del color o del diseño, puede hacer que el espacio acabe pareciendo otro.

Tipos

Existen diferentes tipos de mamperlanes, cada uno de ellos enfocado a una necesidad diferente, tanto por estética como por ubicación o funcionalidad. Los más conocidos y habituales son los siguientes:

  • Mamperlán de madera: es una gran elección en interiores de viviendas históricas o en edificios antiguos. Son clásicos, elegantes, y tienen un diseño único. Además, la madera se puede teñir o pintar, haciendo que encaje así con todo su alrededor. El único problema es que debe estar bien tratado contra la humedad, puesto que puede hacer que aumente el desgaste.
  • Mamperlán de metal: son los más duraderos, y extremadamente resistentes al desgaste. Es precisamente por eso por lo que se usan en zonas donde hay mucho tráfico de personas, o en centros comerciales. Además, puede traer consigo una superficie antideslizante añadida de goma. Son más caros, pero su durabilidad es increíble.
  • Mamperlán de goma: en aquellas zonas en las que la seguridad sea crucial, estos son los más recomendados. Escuelas, hospitales, zonas industriales… Es cierto que no son los más top a nivel estético, pero resisten muy bien, son totalmente antideslizantes y son muy baratos.
  • Mamperlán de plástico: el plástico, como el PVC, es un material versátil y económico. Además, resiste bien a la humedad y al desgaste, con lo cual son aptos para todo tipo de aplicaciones. Mas es cierto que no son tan duraderos como el metal.

Por último, debes saber que hay escaleras que traen consigo el mamperlán ya integrado. Estos pueden ser de cualquier material, y ofrecen todas las ventajas que hemos mencionado antes. Es cierto que es una alternativa más cara, pero merece la pena invertir en ella por la apariencia que traen consigo.

Errores comunes durante la instalación

Es crucial instalar bien el mamperlán para poder garantizar tanto su eficacia como su durabilidad. Si no se prepara adecuadamente la superficie antes de la instalación, por ejemplo, puede que la adhesión no sea buena. Para ello, es vital que esté limpia, seca y totalmente nivelada; porque cualquier mota de suciedad, humedad o irregularidad puede hacer que la eficacia del adhesivo se vea comprometida.

Otro de los fallos más comunes es instalar el mamperlán desalineado. Esto no solo es antiestético, sino también peligroso, puesto que se están creando puntos de tropiezo. Es importante usar herramientas de alineación para, de este modo, asegurar que los mamperlanes estén correctamente alineados.

Junto a esto, es importante asegurarnos de que el adhesivo que se use sea el indicado y que, además, la cantidad sea óptima. Si se usa menos, la fijación será muy débil; si abusamos, puede que desborde y nos dé problemas.

La elección del material puede conllevar también errores. Como hemos señalado, es importante tener en cuenta las propiedades de cada uno de los materiales para, de este modo, acertar con la decisión que tomemos. Para ello, hay que saber el uso que se le va a dar al mamperlán y, además, el entorno que rodeará la escalera. Y también hay que considerar que hay materiales, como la madera, que pueden expandirse y contraerse si hay cambios de temperatura o de humedad. Eso puede hacer que se deforme o se agriete si no se le deja un pequeño espacio para la expansión.

Por último, también hay que tener en cuenta que todo mamperlán conlleva un mantenimiento a medio y largo plazo, así como una limpieza. Eso hará que aumente su vida útil y, además, que se mantenga con una mejor estética.